La primera vez que el Ayuntamiento de Cieza intento abordar, de una forma decidida, la instalación de una biblioteca pública en Cieza data de 1959, fecha en la que se remite una instancia al Director General de Archivos y Bibliotecas en la podemos leer:
- "... El Excmo. Ayuntamiento de Cieza adoptó el acuerdo de crear una Biblioteca Pública Municipal ... es por lo que suplica, que teniendo por presentada esta instancia junto con la documentación anterior, se sirva autorizar el funcionamiento de una biblioteca pública en la ciudad de Cieza..." .
No obstante hasta 3 años después, concretamente hasta el 5 de junio de 1962, no se firmaba con el Centro Provincial Coordinador de Bibliotecas un concierto por el que la Biblioteca Pública Municipal de Cieza formaría parte del Servicio Nacional de Lectura y quedaría adscrita al Centro Provincial Coordinador de Bibliotecas de Murcia.
Con fecha 5 de enero de 1963, apareció publicado en el BOE la orden de 28 de noviembre de 1962 por la que se creaba la Biblioteca Pública Municipal de Cieza y se aprobaban sus reglamentos.
Por fin la deseada primera biblioteca pública de Cieza fue inaugurada el 20 de octubre de 1963, en el nº 1 del Camino de Murcia (Edificio de los Juzgados).
Primera Biblioteca Pública instalada en Camino de Murcia, nº 1
Algunos años después, la Biblioteca se trasladaría a la Esquina del Convento, allí ocupó parte de las plantas bajas del Convento de San Joaquín y del edificio anexo a dicho inmueble (anexo, que años después sería derribado en las labores de restauración del Convento), donde permaneció hasta 1986.
Primera instalación de la Biblioteca en el Convento a mediados de los años 70 y 80 del s. XX
Este año se trasladó a la primera planta del Centro Cultural "Géneros de Punto", donde abrió sus puertas al público el 20 de octubre de 1986 (por azares del destino, justo 23 años después de la apertura en su primer emplazamiento). Aquí permaneció hasta marzo de 2009 fecha en la que fue de nuevo trasladada.
Biblioteca Pública instalada en 1ª planta del Centro Cultural, calle Fernando III, El Santo, s/n
El 26 de marzo de 2009 la Biblioteca fue inaugurada en su actual emplazamiento el rehabilitado Convento de San Joaquín, inmueble que ya había ocupado anteriormente aunque en esta ocasión la Biblioteca ha sido instalada en la mitad del edificio, la otra mitad es propiedad del Obispado de Cartagena.
¿Por qué nuestro nombre?
La Biblioteca debe su nombre al padre franciscano Pascual Salmerón Fernández, que nació en Cieza el día 28 de diciembre de 1718 y murió a los 88 años, en el Convento de San Joaquín, donde actualmente se ubica la biblioteca. Desde muy joven sintió inclinación hacia la vida religiosa, profesando en el Monasterio de Santa Ana de Jumilla en 1737. En 1762, con el cargo de Definidor, se establece definitivamente en el convento de Cieza tras un periplo de muchos años por diferentes conventos (Yecla, Valencia, Jorquera, Almansa, etc.) de su orden, dentro de la cual desempeñó numerosos e importantes cargos.
Fue un prolífico autor, cronista y hagiógrafo. Publicó numerosas obras, pero lo que le hace especialmente interesante para los ciezanos fue la publicación de su libro “La antigua Carteia o Carcesa, hoy Cieza, villa del Reyno de Murcia...”, editado en Madrid en 1777, primera historia que se publicó sobre nuestra ciudad.
Dibujo de un franciscano tradicionalmente identificado como el Padre Salmerón
Página de “La antigua Carteia o Carcesa, hoy Cieza…”, pimer libro escrito sobre la Historia de Cieza
Vida, virtudes y maravillas de San Pascual Baylón.
De Benignitate in opnando Antiquorun Sapientum Doctrinis, tum laxis, tum rigidis moderno tempore...
Antigüedades de Cieza, antes Carteya, ciudad capital de la Alcadia hoy villa del reyno de Murcia...
Estrechamente unida a la vida del Padre Salmerón estuvo la biblioteca del Convento de San Joaquín. En ella debió trabajar incansablemente, consultando y leyendo libros para sus trabajos teológicos, hagiográficos e históricos. En todo convento la biblioteca era un lugar especialmente importante y los frailes de San Joaquín tuvieron la suya desde los mismos inicios de su fundación, adquiriendo libros de temas sagrados y eclesiásticos con el poco dinero que podían gastar, fieles a su voto de pobreza, o por medio de donaciones de protectores de la comunidad. El Padre Salmerón en sus “Disertaciones Históricas” dice:“…así como nos dan limosna de pan para alimento del cuerpo, también nos hacen limosna de libros, que es pan…y alimento del espíritu…”.